La difracción se produce cuando un haz de radiación electromagnética se desvía de su trayectoria al encontrarse con un obstáculo de dimensiones similares a las de su longitud de onda. Por tanto, para que se observe la difracción en cristales, la longitud de onda utilizada debe ser del orden de magnitud del espaciado reticular. Los espaciados reticulares son del orden de los angstrom, mientras que la luz visible es del orden de varios cientos de nm, de modo que no es posible observar la difracción en cristales con luz visible. Es por ello que para observar la difracción en cristales se utilizan los rayos X, ya que la longitud de onda de esta radiación es del orden de los angstrom.